Infarto agudo de miocardio y angina de pecho
- żQué es?
- Factores de riesgo
- żCómo calculo el riesgo?
- Síntomas
- Cuidados
- Medicación
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¿Qué es?
La angina de pecho y el infarto agudo de miocardio son enfermedades que se incluyen dentro del término “cardiopatía isquémica”. Se producen por la obstrucción de alguna de las arterias coronarias que aportan sangre al músculo del corazón (miocardio). Este taponamiento impide que la sangre fluya de forma correcta a una zona del corazón, por lo que el oxígeno y los nutrientes que se transportan en la sangre no llegan a esas células, y se dañan.
La angina de pecho ocurre cuando la obstrucción de la arteria es parcial, y el infarto de miocardio, cuando se obstruye de forma completa.
Angina de pecho
Es el dolor que se produce cuando una zona del miocardio recibe menos sangre oxigenada de lo habitual. A diferencia del infarto, se puede revertir y no provoca un daño permanente en el corazón.
Si el dolor en el pecho aparece durante el ejercicio físico o una situación de estrés, y desaparece con reposo o medicación, se trata de una “angina de pecho estable”. Se denomina “inestable” cuando el dolor aparece en reposo, tiende a aumentar y extenderse a otras zonas del cuerpo, y no se alivia ni con reposo ni medicación. La angina de pecho inestable debe tratarse de forma urgente.
Infarto agudo de miocardio
Se trata de una emergencia sanitaria. El miocardio no recibe aporte sanguíneo debido a una obstrucción total de las arterias coronarias. El músculo cardiaco no puede funcionar y se produce la muerte de las células (necrosis) de la zona afectada. Esto provoca un daño permanente e irreversible en el corazón.

¡El infarto es una emergencia sanitaria! Llama al 112 si se presentan síntomas
Causas
Existen dos procesos por los que las arterias coronarias se obstruyen y pueden producir la cardiopatía isquémica:
- Arterioesclerosis: El interior de las arterias coronarias son lisas y elásticas. Con el paso del tiempo, se forma una placa dura de grasas, colesterol, calcio y otras sustancias que se van acumulando en el interior de los vasos. Esta placa de ateroma hace que las arterias se estrechen de forma progresiva, impidiendo que llegue suficiente flujo de sangre al corazón.
- Trombos: Cuando las placas de ateroma se rompen o desprenden, se forma un coágulo de sangre en la pared de la arteria, ésta se cierra de forma brusca y se bloquea el paso de la sangre.
Factores de riesgo
El riesgo de sufrir una angina de pecho o un infarto de miocardio aumenta cuando la persona presenta características personales, problemas de salud o tiene unos estilos de vida que pueden dañar las arterias y, como consecuencia, el corazón.
Cuantos más factores de riesgo tenga una persona, mayor será la probabilidad de sufrir una cardiopatía isquémica. Algunos no se pueden cambiar, pero es posible prevenir la enfermedad atendiendo a los factores de riesgo que se pueden modificar.
Lo que no podemos cambiar
Factores de riesgo que predisponen a desarrollar cardiopatía isquémica:
- Edad: El riesgo aumenta a partir de los 45 años en hombres y de los 55 años en mujeres.
- Sexo: Más frecuente en hombres que en mujeres.
- Antecedentes familiares: Si existen episodios de angina de pecho o infarto dentro de la familia, podría haber un componente genético de la enfermedad.
Lo que podemos cambiar
Factores de riesgo que se pueden modificar:
- Sedentarismo: No realizar actividad física duplica el riesgo de sufrir un infarto de miocardio. Es uno de los mayores factores de riesgo.
- Alimentación inadecuada: El riesgo aumenta por una alimentación poco saludable: bajo consumo de frutas y verduras, un consumo elevado de sal, azúcares, grasas y comida ultraprocesada en vez de alimentos naturales.
- Tabaco: Las sustancias que se inhalan dañan la pared de las arterias y el CO2 se une a la hemoglobina en los glóbulos rojos, por lo que éstos llevan menos O2 en la sangre hacia el corazón. Se estima que es el responsable del 10% de todas las muertes de enfermedades cardiovasculares.
- Alcohol: Contribuye al desarrollo de cardiopatía isquémica.
- Sobrepeso y obesidad: Mantener un peso corporal superior al recomendado aumenta el riesgo de padecer infarto agudo de miocardio e ictus.
- Estrés o ansiedad: Los niveles elevados de estrés y ansiedad pueden activar hormonas que, con el tiempo, dañan las arterias.
- Insomnio y otras alteraciones del sueño, como el síndrome de apnea-hipopnea del sueño (SAHS).
- Tensión arterial alta: Puede causar daños en la pared de las arterias y favorecer su endurecimiento (arterioesclerosis).
- Diabetes: El infarto se ha relacionado con los niveles altos de azúcar (glucosa) en sangre. Un buen control de la enfermedad podría reducir el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
- Hipercolesterolemia: Unos niveles altos de colesterol en sangre pueden producir la acumulación de grasas en los vasos sanguíneos (ateroesclerosis). Esto ocasiona que las arterias se endurezcan y se estrechen (arterioesclerosis).
- Enfermedades crónicas de corazón: Latidos irregulares (arritmias), insuficiencia cardiaca y enfermedad de las válvulas del corazón.

Calcula el riesgo cardiovascular
El riesgo cardiovascular es la probabilidad que tiene una persona de sufrir una enfermedad cardiovascular dentro de un periodo concreto de tiempo, por ejemplo, en diez años. Esto depende, sobre todo, del número de factores de riesgo que tenga la persona. La finalidad del cálculo es poder adecuar los cuidados al grado de exposición al riesgo cardiovascular.
¿Cómo se calcula?
Una de las herramientas que se utilizan para calcular el riesgo cardiovascular es el sistema SCORE (Systematic Coronary Risk Evaluation). Calcula la probabilidad de que una persona sufra un evento vascular mortal, de origen cardiaco o cerebral, en los próximos diez años. Cuando una persona tiene un evento, su riesgo cardiovascular pasa a ser alto.
Según el resultado se clasificaría en:
- Alto riesgo (SCORE >5%)
- Riesgo medio (SCORE 4-5%)
- Bajo riesgo (SCORE <4%)
Perímetro del abdomen
Se ha demostrado que el exceso de grasa en el abdomen puede multiplicar el riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular. Por eso, otro parámetro que se puede tener en cuenta es el perímetro abdominal. Según la Organización Mundial de la Salud, el valor máximo saludable del perímetro abdominal es de 88 centímetros en la mujer y de 102 centímetros en el hombre.

Síntomas
Cualquier persona que tenga síntomas compatibles con un infarto o con una angina de pecho debe ser atendida lo antes posible por profesionales sanitarios/as.
El principal síntoma es el dolor de pecho, que aparece de forma repentina y brusca. Lo suelen describir como una presión, opresión, ardor, indigestión o malestar en el pecho. Habitualmente comienza detrás del esternón, aunque algunas personas no pueden describir de forma exacta dónde comienza el dolor.
Otros síntomas que pueden aparecer son cansancio extremo, desmayos, náuseas, mareos, falta de aire, sudoración y debilidad.
Los síntomas de las cardiopatías isquémicas pueden ser diferentes en mujeres y en hombres

Síntomas característicos en mujeres
- Dolor, opresión, ardor en el pecho.
- Dolor en la parte superior del vientre, la mandíbula, cuello o espalda.
- Dolor de estómago (abdominal) y/o sensación parecida a la indigestión.
- Náuseas.
- Respiración rápida o sensación de falta de aire.
- Fatiga extrema.
- Mareos.
- Sensación de malestar o ansiedad.

Síntomas característicos en hombres
- Dolor de pecho repentino o una sensación de opresión en el pecho que no desaparece.
- Dolor en el pecho que se extiende a la parte superior de los brazos, la mandíbula, la espalda, cuello y estómago.
- Sensación repentina de náuseas o vómitos.
- Sensación de falta de aire.
- Fatiga extrema.
- Sudoración.
¿Cómo actuar ante síntomas de cardiopatía isquémica?
SI TIENES
- Dolor en el pecho que no cede en 20-30 minutos, ni con los nitritos (medicación prescrita).
- Palpitaciones o taquicardia que te provocan mareos o sudoración.
- Pierdes fuerza en alguna extremidad, se te tuerce la boca o tienes dificultad para hablar.
- Confusión.
- Pérdida de conocimiento.
- Dificultad para respirar.
Contacta con emergencias o acude al servicio de urgencias.
- Araba: 945 24 44 44
- Bizkaia: 94 410 00 00
- Gipuzkoa: 943 46 11 11
- ó al 112 desde otras comunidades autónomas
SI SIENTES
- Aumento de la hinchazón en tobillos o piernas.
- Tos persistente.
- Fatiga cuando realizas alguna actividad o estando en reposo.
- Te despiertas por la noche con sensación de ahogo.
- Mareos, cansancio o debilidad.
- Fiebre
Solicita una valoración.
- Horario habitual: tu profesional de referencia del centro de salud.
- Fuera de horario: Consejo sanitario (Tel. 900 20 30 50) o acude a tu PAC (Punto de Atención Continuada)
Cuidados
Hábitos de vida
Es probable que tras una angina de pecho o un infarto de miocardio surjan dudas sobre los cuidados que hay que realizar. Existen múltiples factores que hay que valorar, y el primero y primordial es adoptar un estilo de vida saludable.

- Seguir una alimentación equilibrada y variada que incluya frutas, verduras, legumbres, carnes magras como pollo y ternera, pescados, productos lácteos y un puñado de frutos secos naturales sin sal añadida, siempre que no contradiga alguna indicación específica.
- Limitar las grasas saturadas: carnes rojas, embutidos… Evitar grasas trans: galletas, bollería, ultraprocesados.
- Priorizar métodos de cocinado con poco aceite: vapor, cocción, asado, plancha. Evitar frituras, empanados, rebozados…
- Reducir el consumo de estimulantes como las bebidas energéticas.
- Para evitar la formación de gases, masticar lentamente y no comer alimentos que habitualmente los producen.
- Tomar una cantidad de líquido regular. Las sopas e infusiones cuentan en el cómputo diario de líquido. Además, alimentos como la fruta y la verdura en general tienen un alto porcentaje de agua. Tomar más cantidad en caso de temperatura ambiente alta, fiebre o diarrea.
- En caso de sobrepeso, intentar adelgazar. Puede resultar difícil, por lo que el personal de enfermería puede informarte de cómo hacerlo y cuánto es necesario bajar en tu situación concreta.
Se recomienda mantener una vida activa e ir aumentando poco a poco el nivel de esfuerzo de las actividades físicas.
- Se pueden hacer aquellos ejercicios que permitan hablar sin llegar al jadeo.
- Durante la primera semana se recomienda realizar pequeños paseos.
- Una semana después del alta, se recomienda pasear todos los días por un terreno llano durante al menos una hora o realizar un ejercicio equivalente (bicicleta estática…), según tolerancia. En esta fase hay que evitar esfuerzos muy intensos o prolongados.
- Repartir el ejercicio entre dos y tres periodos que duren mínimo 10 minutos.
- Evitar levantar objetos pesados durante las primeras semanas.
- Evitar realizar ejercicio físico en caso de notar dolor en el pecho, palpitaciones, fatiga, malestar, si hay fiebre o una enfermedad aguda no controlada.
- Evitar el ejercicio físico si la temperatura ambiente es extrema o si hay una humedad excesiva. Tampoco debería coincidir con la digestión, es decir, tras el desayuno esperar una hora y dos horas tras la comida o la cena.
- A algunas personas se las deriva a un programa de rehabilitación cardiaca que consta de entrenamiento físico adaptado, educación sanitaria y apoyo psicológico. Tras la rehabilitación, tendrán un programa de ejercicios personalizado para cumplirlo de ahí en adelante.
- Evitar situaciones de riesgo como salir con nieve, hielo, viento, mucho calor…
- Hacer ejercicio en compañía puede fomentar las relaciones sociales.
Quince días después de sufrir un infarto, la mayoría de personas puede retomar las relaciones sexuales.
La medicación para la disfunción eréctil, como el sildenafilo (Viagra®), no se debe tomar junto con nitratos. Si has tenido que usar nitroglicerina/cafinitrina o productos con solinitrina (parches), no utilices el sildenafilo, tadalafilo (Cialis®) o vardenafilo (Levitra®) hasta pasados dos días.
Con la edad, las horas y calidad del sueño pueden disminuir o variar. Para mejorar la conciliación del sueño y un buen descanso, se recomienda:
- Dormir o descansar al menos siete u ocho horas.
- Seguir una rutina y mantener una misma hora de acostarse y levantarse.
- No hacer ejercicio físico intenso al menos dos horas antes de dormir.
- Siestas cortas de menos de treinta minutos.
- Evitar cenar tarde y mucha cantidad.
- Evitar tomar bebidas estimulantes como el café y el té durante la tarde.
Si no duermes bien y tienes sensación de cansancio y sueño de forma continua durante más de una semana, contacta con tu profesional de salud de referencia.
Una buena gestión del estrés reduce el riesgo cardiovascular. Existe relación entre el nivel de estrés y los niveles de glucemia, de tensión arterial, la sensación de falta de aire, la calidad y cantidad de sueño, etc. Para regularlo puedes realizar ejercicios de respiración, relajación, meditación o de atención plena (mindfulness).
Si fumas, puedes prevenir nuevos episodios de cardiopatía isquémica dejando de consumir tabaco o sustancias inhaladas a través de cigarrillos electrónicos y vapeadores.
Muchas personas realizan varios intentos antes de dejar de fumar de forma definitiva. La motivación y contar con ayuda puede hacer que lo logres. En tu centro de salud te pueden informar sobre las opciones que tienen para ayudarte, incluso puede que haya algún grupo de apoyo en tu barrio o pueblo.
Limitar el consumo de alcohol. El único consumo seguro es cero gramos.
Medicación
Consejos generales
- Comprueba que tienes toda la información que necesitas para seguir el tratamiento según está prescrito: qué, cómo, cuándo, durante cuánto tiempo y por qué vía se administra (boca, inyección…), cómo se conserva, para qué sirve y los efectos secundarios que puede tener.
- Revisa periódicamente lo que tomas y compara con la hoja de tratamiento activo. ¿Qué es la hoja de tratamiento activo? (vídeo)
- Tras un ingreso o una consulta, comprueba los cambios.
- Para evitar errores, se recomienda llevar a la farmacia la medicación que ya no utilices.
Si tienes dudas o si alguna medicación te sienta mal, puedes consultar con tu equipo sanitario de referencia. Si lo haces fuera del horario laboral puedes llamar al Consejo Sanitario (Tel. 900 20 30 50) o acudir al Punto de Atención Continuada (PAC) de referencia.
Medicación habitual
En episodios de angina de pecho o de infarto de miocardio se suelen utilizar:
- Anticoagulantes: Se utilizan para que la formación de los coágulos de sangre sea más lenta y que la sangre sea menos espesa. Éstos son el acenocumarol o Sintrom®, warfarina y otros.
- Antiagregantes plaquetarios: Evitan que se formen coágulos de sangre. Estos fármacos suelen ser el ácido acetil salicílico o Aspirina®, clopidogrel, prasugrel y ticagrelor.
- Nitroglicerina: Ensancha las arterias, lo que ayuda a que pase más sangre hacia el corazón. Esto ayuda a controlar y/o aliviar el dolor de pecho.
- Estatinas: Se utilizan para disminuir el colesterol.
- Betabloqueantes: Mejoran el flujo de sangre hacia el corazón porque reducen la frecuencia cardiaca, la presión arterial y la contractilidad (fuerza del corazón).
Estos fármacos hacen que la sangre sea menos espesa y evitan que se formen trombos que puedan cerrar de nuevo las arterias, provocando nuevos episodios de angina de pecho e infarto.
Por eso es muy importante no suspender esta medicación durante los meses posteriores al infarto o angina de pecho.
- Ante una intervención quirúrgica o biopsia, consulta con tu profesional de la salud de referencia para saber cómo actuar, porque las operaciones pueden provocar hemorragias importantes.
- Si acudes a cualquier profesional de la salud en los meses siguientes a tener un infarto, debes avisar de toda la medicación que tomas.
- Ante procedimientos que se realizan en la consulta odontológica (dentista) como limpieza dental y extracción de muelas, consulta primero si hay necesidad de cambiar o suspender el fármaco.
- No todas las personas que toman antiagregantes tienen que tomar protectores de estómago. Si has tenido antecedentes de úlcera, comienzas con ardores o realizas deposiciones negras (melenas), debes consultarlo con tu profesional de la salud.
Hay personas a las que, tras tener una angina de pecho o infarto agudo de miocardio, se les recomienda tomar nitroglicerina como tratamiento de rescate (pastilla o spray).
Cómo tomar la nitroglicerina, medicación de rescate
Recomendaciones sobre la toma de nitroglicerina
- Si te han indicado tomar nitroglicerina, lo tendrás que hacer en caso de sentir dolor en el pecho, espalda, brazos o los síntomas que tuviste con la angina de pecho o el infarto.
- Hay que tomarla de forma sentada o tumbada, porque la medicación puede producir mareo.
- Debajo de la lengua, coloca un comprimido previamente masticado o aplica dos toques de spray.
- Avisa de tu situación a quien tengas alrededor. Es mejor tomar la nitroglicerina con alguien presente por si necesitaras ayuda.
- Espera 5-10 minutos.
- Si el dolor desaparece, podrías quedarte en casa o seguir con tus actividades con precaución, pero siempre que esto sea lo que tu profesional de la salud de referencia te ha recomendado. Es recomendable que se lo comentes en la próxima consulta.
- Si no se pasa el dolor, avisa al 112 (Emergencias) y toma una nueva dosis (una pastilla o 2 toques de spray debajo de la lengua). Si la ambulancia tarda en llegar más de 10 minutos y el dolor continúa, puedes tomar una tercera y última dosis.
- Levántate con cuidado porque la nitroglicerina puede provocar un episodio corto de mareo. Se recomienda esperar 20 minutos.

- Si estando en reposo, el dolor de pecho dura más de 10 minutos o persiste a pesar de usar la medicación, no debes conducir, ni irte a la cama o quedarte a solas en una habitación.
- La nitroglicerina puede provocar un dolor de cabeza temporal.
- Si utilizas medicación para la disfunción eréctil como sildenafilo (Viagra®), recuerda que no debes usar nitroglicerina/cafinitrina o productos con solinitrina (parches) dos días antes o dos días después de haber tomado los fármacos. Si utilizas este tipo de medicación y acudes a un hospital, debes avisar de que lo has tomado.
- Se recomienda avisar del número de veces que has utilizado la nitroglicerina cuando vayas a las revisiones con tu profesional de la salud de referencia. Esta información es muy útil para un correcto seguimiento de la enfermedad.
Si la persona que tiene dolor de pecho deja de respirar, es probable que esté sufriendo una parada cardiaca. En ese caso, hay que avisar al 112 y empezar con la reanimación cardiopulmonar.

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