Climaterio y menopausia

El climaterio y la menopausia están relacionados, pero no son lo mismo.

El climaterio es la etapa vital previa, durante y posterior a la menopausia y que, además de relacionarse con el fin de las menstruaciones, tiene que ver con otros cambios físicos, sociales y emocionales.

La menopausia es la desaparición definitiva de la menstruación, tras haber pasado 12 meses sin regla y sin que haya otra causa que la provoque. En la mayor parte de las mujeres, ocurre entre los 45 y 55 años de edad. Si ocurre antes de los 40 años se denomina menopausia precoz, en cambio, si es después de los 55, se habla de menopausia tardía.

El climaterio es una etapa natural de la vida, no se trata de una enfermedad o patología. Es un proceso fisiológico que a menudo se trata como si fuese una patología o enfermedad, y puede derivar en intervenciones sanitarias que podrían no ser necesarias.

Cada mujer puede vivir este momento de formas muy diversas. Hay muchas mujeres que experimentan una serie de cambios a lo largo del tiempo que rodea el fin de la menstruación; pero también hay mujeres que no perciben ningún tipo de cambio. Ambas situaciones son normales.

Etapas

Este proceso se puede dividir en varias etapas.

La premenopausia inicia el climaterio, son los años previos a la menopausia, mientras que la postmenopausia es el tiempo posterior, estas etapas tienen una duración variable. En conjunto, es posible que duren entre 5 y 10 años.

La perimenopausia se daría 1 o 2 años inmediatamente antes y después de la menopausia.

¿Por qué ocurre?

La menopausia ocurre porque los ovarios envejecen, no son capaces de estimular a los ovocitos (óvulos inmaduros) para que crezcan y, en consecuencia, deja de producirse la ovulación. Todo esto provoca que los niveles de hormonas femeninas vayan cambiando y por ello, aparezcan los síntomas asociados a la menopausia.

Las hormonas que intervienen en este proceso son:

  • FSH: es una hormona que activa el crecimiento de óvulos en los ovarios y los prepara para la ovulación. En esta etapa, cuando los ovarios comienzan a no responder, la hormona FSH aumenta, tratando de conseguir estimularlos.
  • Estradiol: Esta hormona pertenece al grupo de los estrógenos y se produce en los ovarios. Cuando, en la perimenopausia, los ovarios dejan de responder a la hormona FSH, también desciende el estradiol. Además del papel fundamental que tiene en la fertilidad, los estrógenos tienen efecto en casi todas las células de nuestro organismo, por lo que el descnso afecta en todo el cuerpo.
  • Progesterona: es otra hormona producida por los ovarios y entre sus funciones está preparar el interior del útero para un posible embarazo. En el climaterio irá disminuyendo.

Cómo identifico que estoy en esta etapa

El climaterio puede ser diferente en cada mujer, algunas lo vivirán de forma muy intensa, mientras que otras apenas notarán variaciones.

Pueden producirse los siguientes cambios:

  • En la regularidad y el flujo del ciclo menstrual, que culminan con el cese de la menstruación.
    • Pueden acortarse, alargarse o incluso “saltarse” algún ciclo. También puede aumentar el sangrado, cambiar la duración de las reglas…
    • Aunque la mayoría de las mujeres tienen menos probabilidades de embarazo después de los 45 años, no es imposible que ocurra, especialmente si aún se tienen periodos regulares. Si quieres evitarlo, consulta con la matrona para que te indique cual es el método anticonceptivo más adecuado para cada caso.
  • Trastornos vasomotores: sofocos
    • Sensación repentina de calor en la cara, el cuello y el pecho, a menudo acompañada de enrojecimiento de la piel, sudoración, palpitaciones, ansiedad y malestar físico. Duran habitualmente entre 2 y 4 minutos y algunas mujeres sienten frío una vez que ha pasado.
    • Generalmente, se desencadenan por estrés, ansiedad, o al sentir emociones intensas, tras una comida copiosa o consumo de alcohol, o por cambios bruscos de la temperatura en el entorno.
  • En los genitales y vías urinarias:
    • Sequedad vaginal por la disminución de estrógenos. Esto provoca que la mucosa que cubre los genitales se vuelva más fina y seca y puede provocar molestias en las relaciones sexuales.
    • Cambios en los músculos del suelo pélvico que pueden aumentar el riesgo de incontinencia, infecciones urinarias, o prolapso de los órganos pélvicos.
  • En la distribución de la grasa corporal, acumulación sobre todo en la zona abdominal en forma de “flotador”. Esto, junto con otros factores (consumo de tabaco, hipertensión, diabetes, sedentarismo, hipercolesterolemia...), puede aumentar el riesgo cardiovascular.
  • En el estado de ánimo: principalmente irritabilidad, ansiedad y tristeza.
  • En el patrón del sueño: El insomnio en la menopausia la mayor parte de las veces está asociado a los sofocos y sudores nocturnos.
  • En la densidad ósea: aumenta la posibilidad de sufrir osteoporosis y fracturas. 

En la mayoría de las mujeres, los síntomas desaparecen por sí solos con el tiempo. Una cuarta parte puede seguir experimentándolos pasados 5 años de la menopausia y un 10% los seguirá notando 10 años después.

Algunas veces en el climaterio y la menopausia se perciben sensaciones, molestias o emociones que guardan más relación con las expectativas y roles sociales de la mujer en la sociedad, que con los propios cambios físicos y hormonales que se producen. Sobre estos cambios y sensaciones influyen múltiples factores que no están directamente relacionados con la biología, como pueden ser las actitudes y las creencias acerca de la menopausia; el entorno social, económico, cultural y ambiental; el trabajo desempeñado, las cargas familiares, la dieta, el consumo de tabaco y la práctica de ejercicio físico, entre otros. Ahora bien, que no podamos atribuirlos a los cambios corporales, no significa que no existan.

Sobre la salud de la mujer y su rol social

La esperanza de vida de las mujeres en nuestro país ha ido aumentando con los años. Sin embargo, aunque se vive más años, la percepción de las mujeres sobre su calidad de vida y su salud en la madurez y vejez, es peor que la de los hombres. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la razón principal de esta percepción no reside en la biología, sino en otros condicionantes creados por la sociedad, que influyen en la forma de interpretar y sentir el mundo.

¿Qué significa esto? Por ejemplo, los ciclos vitales de las mujeres se han definido por la capacidad reproductiva y las relaciones familiares, mientras que en los hombres se ha hecho a través de su posición y relaciones laborales. Esto genera que se hayan asumido conceptos como “hacerse mujer” con la primera menstruación, con lo que, siguiendo la misma lógica, al llegar la menopausia podríamos preguntarnos... ¿con la última menstruación se deja de ser mujer?

No es de extrañar, entonces, que muchas mujeres se enfrenten a esta etapa vital con miedo, inseguridad e incertidumbre.

Cómo me cuido durante el climaterio

Esta etapa es una oportunidad para fomentar conductas positivas relacionadas con la salud que pueden mejorar el bienestar, reducir el riesgo de enfermedades crónicas y mejorar la salud mental y física a largo plazo.

Relaciones sexuales

La sexualidad forma parte fundamental de la vida no solo a través de la reproducción, también con el placer, la intimidad y las relaciones afectivas con otras personas.

La menopausia marca el fin de la menstruación y la fase reproductiva, pero no el fin de la capacidad de desear, sentir bienestar, excitarse, tener fantasías, disfrutar de la intimidad y la complicidad, sentir orgasmos, placer y satisfacción sexual.

La respuesta sexual cambia con la edad, al igual que lo hacen las capacidades físicas y en el caso de las mujeres, se añaden los cambios característicos de climaterio y menopausia.

Los síntomas más frecuentes en esta etapa son: sequedad, irritación y ardor vaginal, falta de lubricación, molestias o dolor en las relaciones sexuales (dispareunia) y síntomas urinarios como infecciones y dolor, ardor o necesidad repentina y urgente de orinar.

Estos cambios en muchas mujeres producen molestias en las relaciones sexuales, por lo que a menudo, como consecuencia, tienen menor deseo, excitación y disfrute del sexo. Otros síntomas característicos del climaterio como son los sofocos y los sudores nocturnos pueden estar relacionados también con la disminución del deseo sexual. 

Hay un gran número de causas no directamente relacionadas con el climaterio y la menopausia que tienen un gran peso sobre los problemas relacionados con la sexualidad en esta etapa: Por ejemplo, puede existir miedo al abandono o al rechazo, deterioro de la relación, problemas de autoestima, percepción de mala salud, disfunción eréctil en las parejas masculinas, cansancio, condiciones de vida que conllevan sobrecarga (cuidados, trabajos precarios, trabajo doméstico), enfermedades crónicas, problemas de salud mental, toma de medicamentos, dolor, percepción de no ajustarse a exigencias sociales (que provocan insatisfacción con los propios cuerpos), presión social por priorizar el placer masculino... y un largo etcétera.

Cómo cuidarse

Para una correcta salud vaginal es importante mantener una higiene corporal adecuada; evitar en lo posible el alcohol y tabaco; practicar actividad física adaptada a las necesidades personales; y seguir una dieta variada y equilibrada.

La excitación, las relaciones sexuales, y el uso de juguetes sexuales ayudan a aumentar el flujo de sangre en los genitales, lo que mejora la oxigenación de los tejidos y su elasticidad.

Además, se recomiendan una serie de medidas específicas:

    • Evitar duchas vaginales, porque destruyen el microbiota de la zona y pueden aumentar el riesgo de infecciones.
    • Para evitar la sudoración excesiva y favorecer la transpiración genital, usar ropa interior de algodón. Evitar tejidos sintéticos, seda o licra.
    • No vestir con ropa excesivamente ajustada.
    • Si se está en tratamiento con antibióticos, es recomendable tomar probióticos para evitar infecciones vaginales.
    • Mantener buen control de enfermedades crónicas como la hipertensión arterial o la diabetes, que pueden causar alteraciones vaginales y sexuales.
    • Utilizar preservativo para prevenir infecciones de transmisión sexual.
    • Para aliviar el picor, el escozor y el dolor en las relaciones sexuales, se pueden usar hidratantes y lubricantes vaginales y vulvares.

Lubricantes e Hidratantes

Los lubricantes y los hidratantes vaginales y vulvares son tratamientos de venta sin receta. Son productos similares, pero no son exactamente lo mismo.

Si utilizas algún método anticonceptivo de barrera, como por ejemplo preservativos de látex, es importante que sepas que la mayor parte de lubricantes e hidratantes son compatibles con su uso.

Se deben evitar lubricantes con base de aceite u otros productos caseros como vaselinas, aceites vegetales, o incluso aceites para bebés; también recomendamos evitar aquellos que contengan parabenos o perfumes. Algunos pueden incluir antisépticos (como la clorhexidina), pero estos mejor no emplearlos, salvo que te lo recete tu profesional de salud.

Lubricantes

Son muy parecidos a la secreción natural de la vagina. Están diseñados para aliviar las molestias causadas por la sequedad vaginal en las relaciones sexuales. Tienen una acción rápida, pero por tiempo limitado

Se aplica el lubricantes en la vagina, la vulva y, si tienes pareja masculina y es necesario, el pene de la pareja antes del sexo. También pueden utilizarse para el uso de juguetes sexuales o dilatadores vaginales.

Se recomienda priorizar los lubricantes con base de agua con respecto a aquellos con base de silicona, ya que son más eficaces en mejorar los síntomas genitales y parecen asociarse a una mejor respuesta sexual. Además, los lubricantes con base de aceite o silicona no contienen agua y son menos parecidos a las secreciones naturales.

Hidratantes o humectantes

Los hidratantes son unos productos que se absorben y se adhieren al tejido que recubre la vagina y la vulva, simulando las secreciones naturales manteniendo la humedad y la acidez. Se recomiendan cuando hay sequedad

Se aplican varias veces por semana, (una vez cada 1-3 días), dependiendo de la intensidad de la sequedad; y su efecto humectante es más continuo. Los puedes encontrar en forma de gel, óvulos o cánulas...

Tratamiento farmacológico

La terapia hormonal sustitutiva (THS) consiste en la administración de fármacos que sustituyen la función hormonal del ovario. Esta terapia hormonal puede ser de dos formas, con estrógeno solo, o combinando estrógeno más progestina (hormona sintética que actúa como la progesterona).

La mayoría de las mujeres no necesitan iniciar THS, está indicada cuando los síntomas afectan considerablemente a la calidad de vida y no se pueden paliar con otras medidas. Antes de pautar este tratamiento, tu profesional de la salud de referencia hará una evaluación de forma individualizada de la situación y solo se indicará cuando los beneficios superen los riesgos.

La terapia hormonal debe adaptarse a cada mujer y reevaluarse con determinada frecuencia para asegurarse de que los beneficios siguen siendo superiores a los riesgos.

Los riesgos del tratamiento hormonal sustitutivo

Los riesgos dependen del tipo de terapia, la dosis, el tiempo que se toma el medicamento y la situación de salud previa (presencia de enfermedades crónicas o factores de riesgo, antecedentes familiares...).

En las mujeres que tienen útero (sería el caso de aquellas que no han tenido una histerectomía) se receta estrógeno más progestina, porque el estrógeno solo está asociado con un riesgo mayor de cáncer de endometrio. El estrógeno se usa solo (sin combinar con progestina) únicamente en mujeres que han tenido una histerectomía.

Se ha relacionado también con un aumento del riesgo de cáncer de mama, pero no es un elemento absolutamente determinante, hay otros, como la genética, historia familiar de cáncer, consumo de alcohol o tabaco, contaminantes ambientales, sobrepeso u obesidad... que también pueden predisponer su aparición.

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